La primera pregunta sería, ¿qué es un patrón de sueño? Hacen referencia al número de horas que una persona duerme cada noche. Se pueden identificar principalmente tres patrones de sueño diferentes. Pueden estar determinados por las necesidades propias, pero también se ven influenciados por el ritmo de vida y las obligaciones diarias
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- Corto. El patrón de sueño corto define a aquellos sujetos que duermen, en promedio, unas cinco horas y media cada día o menos.
- Intermedio. Engloba, aproximadamente, al 75% de la población e implica dormir en torno a 7-8 horas cada noche.
- Largo. Los individuos con un patrón de sueño largo duermen, al menos, 9 horas diarias.
- Podría definirse un cuarto patrón, denominado de sueño variable, caracterizado por la inconsistencia en los hábitos de sueño.
Se sabe que cada noche experimentamos un periodo de sueño obligatorio y otro opcional. El obligatorio tiene una duración de unas 4-5 horas y está compuesto principalmente por las fases 3 y 4 (sueño de ondas lentas). El resto del tiempo nos encontramos ante lo que sería sueño opcional, que podría reducirse progresivamente sin consecuencias para la salud.
A la vista de estos datos, cabe preguntarse: ¿a qué se debe la variabilidad en las horas de sueño de unas personas a otras? ¿Necesitan algunos individuos más horas de sueño que otros? ¿Tiene esto algún tipo de repercusión para la salud?
Diferencias en el sueño
Uno de los hallazgos más interesantes que se han realizado nos revela que no todos dormimos igual por la noche. Las personas con un patrón de sueño largo tienen menos sueño de ondas lentas (fases 3 y 4). Pero experimentan en mayor proporción las fases 1 y 2, y el sueño paradójico (REM). Justo al contrario que aquellos con un patrón de sueño corto.
Dado que el sueño obligatorio se compone principalmente por las fases 3 y 4, parece que aquellos con patrón corto cuentan con una ventaja. Ya que quienes tienen un patrón largo parecen sufrir una dificultad para alcanzar estas fases tan necesarias.
Por otro lado, se ha demostrado que los sujetos con patrón corto cuentan con un sueño más eficiente. Es decir, la relación entre el tiempo que pasan acostados y el que pasan dormidos es más ajustada. Por su lado, las personas con patrón largo parecen tener una mayor latencia del sueño, lo que se traduce en más tiempo necesario para dormirse desde que se acuestan.
Repercusiones sobre la salud
Tal y como siempre hemos escuchado, son las personas con un patrón intermedio las que gozan de una mejor salud física y psicológica. Quienes duermen más horas de la cuenta, y especialmente quienes duermen menos de lo necesario, son más propensos a padecer todo tipo de condiciones. Así, se ha encontrado asociación con el padecimiento de depresión mayor, ansiedad y somnolencia severa. Además, se produce un envejecimiento menos saludable y un riesgo de mortalidad aumentado.
Las explicaciones en estas diferencias de salud aún no están completamente esclarecidas. Sin embargo, se cree que en el caso de quienes cuentan con un patrón corto se debe a que estas personas están crónicamente privadas de sueño. Por su lado, en el patrón largo se piensa que la causa puede encontrarse en el extra de sueño REM que experimentan.
En cualquier caso, si queremos gozar de una buena salud física y mental, hemos de tratar de acercarnos a las 7-8 horas diarias de sueño. Por supuesto, hemos de respetar nuestras necesidades individuales, pero estas pocas veces se saldrán de un rango de 6-9 horas, que es lo que constituye el patrón intermedio y más saludable.
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